Por Andrés Villar @avillar9
Hace tres meses me autopreguntaba si Danny Ainge se
doblegaría en su estrategia de profundizar la reconstrucción o seguiría
obstinadamente por el camino de la lotería. Entregado ante lo evidente, no le
quedó otra que subirse al caballo perseverante conducido por su director
técnico.
Brad Stevens ganó su batalla, pero para eso necesitó del
compromiso de sus soldados, que como una tropa obediente siguieron a su
sargento hasta el final.
¿Por qué digo Sargento y no Capitán? Porque así se comporta
el ex Butler, definitivamente su modus operandi no es el del mando desde lejos,
lo suyo es la trinchera; cualquier conocedor de historia bélica sabrá que los
Aliados ganaron la segunda guerra preferentemente por sus suboficiales, ¿qué
tiene que ver esto con Brad Stevens? se preguntará usted, bueno… se lo paso a
explicar.
El joven entrenador cultiva un trabajo de cercanía al
jugador que prácticamente roza lo personal, desde su llegada a Boston insistió
en que lo más importante para él es conocer al jugador “los más rico de este trabajo son
las relaciones interpersonales” dijo en una de sus primeras
declaraciones como coach céltico, así como el Sargento que convive
prácticamente con los soldados y conoce todas sus vicisitudes, así trabaja Brad
Stevens.
Conociendo como son, es más fácil poder extraer lo que se
necesita, si no pregúntenle a Evan Turner, que transcurrió sus años en
Philadelphia y su breve paso por Indiana atormentado por sus entrenadores que
lo querían hacer jugar de algo que nunca sintió. Apuesto todos mis petates a
que nadie se detuvo a preguntarle cómo se sentía más cómodo.
En su primer encuentro con Stevens el joven entrenador le
dijo: “no me importa lo que no sabes hacer, muéstrame lo que sabes” esa
mentalidad de enfocarse en lo positivo siempre es lo que lo caracteriza por
sobre todos. “Nunca vi a alguien tan optimista como él” dijo Rajon Rondo en
su primer año bajo su mando.
“El uso del poder de mando parte del compromiso de tus
subordinados” podrá decírtelo cualquier encargado de tropa o cualquiera que
haya visto “Bands of Brothers”. El lograr el compromiso y la lealtad de tus
dirigidos parte de dos aspectos: capacidad
(conocimiento del juego) y credibilidad
(lograda por el trabajo diario y por lo demostrado en la cancha o en la
batalla… el que más le guste a usted).
Stevens hace culto al trabajo, no necesariamente al trabajo
de entrenamiento, no es muy fanático del trabajo físico prolongado, “debo ser el coach que menos entrena en la
liga” dijo hace menos de un mes. No le gusta sobrecargar a sus jugadores
con información durante la competencia, prefiere la sala de videos o las
charlas con sus dirigidos: Zeller da cuenta de ello: “Él nos da la información
necesaria, pero no demasiado para no hostigarnos".
En su cabeza siempre está el jugador por delante, por
supuestos que no es un libre albedrío o “un viva la pepa” pero para obtener lo
que quiere o acercarse a lo que necesita, se vale de las características de sus
dirigidos para poder extraer sus recursos más valiosos.
Todo comienza por una observación directa y no llevarse por
lo que diga su prontuario o el boca a boca: “cuando los jugadores llegan a
nuestro equipo, no quiero asumir nada sobre ellos. No quiero oír lo que han
hecho o lo que no han hecho”. En una liga que el encasillamiento de
personalidades y roles son habituales este tipo de comportamiento rompe los
esquemas y da resultados maravillosos.
Jordan Crawford y Evan Turner son casos de elementos
revulsivos, con talento, que se los habían catalogado de sobrevalorados e
indisciplinados; nada más lejos de la realidad, pero si no se tiene el
compromiso de interactuar con el jugador, de indagar sus preocupaciones, sus
motivaciones, sus perspectivas etc pasa lo que pasa.
Esto decía el representante de Turner, David Falk. con
respecto al trabajo realizado por Stevens con su representado:
"Sentíamos
que la receta para restaurar su credibilidad en la liga era encontrar un lugar
en el que volviera a ser feliz en la cancha". "Boston ha sido ese lugar.
Brad Stevens entiende la psique de Evan. Él es autocrítico, por lo que no tienes
que gritarle y hostigarlo. Sólo animarlo y él va a responder”.
La templanza en momentos críticos, es algo que todo líder de
escuadrón debe tener para no llevarse por impulsos suicidas, que lleven a sus
dirigidos a la muerte o a la derrota en éste caso:
"Cuando ves a Brad en el
banquillo no se puede saber si su equipo va ganando por 20 o está perdiendo por
20 '', observó el entrenador de los Pistons, Stan Van Gundy. " Eso es muy
valioso para cualquier equipo, pero creo que sobre todo lo es cuando tienes
chicos jóvenes. Y si tu entrenador no entra en pánico, ellos tampoco lo hacen”.
El constante deseo de mejorar y enriquecerse de conocimiento
es también una condición necesaria para lograr acompañamiento de tus dirigidos
en un proyecto, en tu trabajo, en una cancha de básquet o donde sea, y el
entrenador oriundo de Indiana, durante toda su vida ha dado cuenta de eso,
desde que era un becario en la universidad, hasta cuando está en frente de sus
dirigidos.
"Me gusta como hemos mejorado, pero más me gusta ganar", dijo
Stevens (después de que Boston había sido barrido en la primera ronda
de los playoffs por los Cavaliers). "Así que estoy decepcionado en este
momento. Tenemos que mejorar en todos los aspectos, y ese es el reto para lo
que sigue”.
Y cuando uno hace culto al trabajo se vuelve algo contagioso
y lleva a los demás a querer progresar. Cuando uno cultiva con el ejemplo, es
más fácil cosechar buenas actitudes:
“Tuvimos una reunión hace poco y los jugadores estaban buscando una
filmación con jugadas compiladas por el cuerpo técnico y me preguntaron: “¿Cómo podemos hacer para
mejorar lo máximo posible?''.
Stevens ha proclamado varias veces su admiración por Greg
Popovich y aunque esto es mutuo, los modos de transmitir los conocimientos o
las formas para comunicarse con sus dirigidos no pueden estar más alejadas.
Mientras que el entrenador de los Spurs es un volcán en erupción constante y
que no deja palabra suelta en el diccionario de los insultos, el coach de
Boston discurre por caminos diametralmente opuestos. Muchas veces cuando el
equipo no responde y observa falta de actitud, se irrita, pero…
“Lo
siento, chicos"… (Si, aunque no lo crea, Stevens se disculpa con sus
jugadores por irritarse con ellos).
"A veces lo hace ", dijo Avery Bradley. " Esa es la
clase de tipo que es Brad, él no quiere que lo malinterpretemos, no lo hace
continuamente por supuesto. . .pero a veces lo hace, sólo para asegurarse de
que todos estamos en la misma sintonía y no lo estamos interpretando de una
manera negativa. Incluso hasta después de partidos en los que ganamos… "Pido
disculpas por gritarles chicos" (Y aquí
Bradley hace su mejor imitación de Stevens mientras levanta un pulgar hacia arriba
entusiasta)... “pero ustedes respondieron como lo tenían que hacer!
“Es gracioso. Pero él es así…es
una gran persona”.
El ex director técnico de Butler es una rara avis en la
liga, no solo por sus formas, si no por su corta edad, (38 años) cuestión que
no le impidió ganarse el respeto de sus colegas en la liga profesional,
teniendo éxito inmediatamente en el lugar en que respetadísimos entrenadores
provenientes de la universidad fracasaron estrepitosamente (la lista es larga y
no vale la pena enumerarla pero los seguidores de Boston tiemblan de solo
pensar en Pitino).
Ha recogido elogios de jugadores, entrenadores, General
Managers y hasta del mismísimo comisionado de la liga Adam Silver que sentenció
en una entrevista televisiva “es el mejor entrenador joven de la historia
de la NBA”.
No hay que perder la perspectiva de lo que logró: por su
mando pasaron 40 jugadores en menos de dos años, durante este campeonato sufrió
11 trades en el medio de la competencia, perdió a sus dos jugadores más talentosos
e igual colocó a su equipo en pos-temporada, logrando un record de 7 victorias
consecutivas de visitante en el cierre.
Párrafo aparte para lo que fueron los Back to Backs, donde
el conjunto de Stevens se ganó la fama de lo más parecido a un grupo comando,
por su entereza física y garra, en este tipo de situaciones, muchas de estas
con responsabilidades máximas, como los triunfos en Charlotte, Brooklyn y
Toronto luego de derrotas que lo dejaban al borde de la eliminación por
alcanzar los playoffs.
Esto decían sus rivales:
“es mérito de ellos (por los celtics) no se rindieron nunca, siguieron
empujando y empujando hasta llevarnos a este final cerrado”. Stephen Curry
“un equipo joven
como ellos tiende a no salir y jugar duro cada noche. Los celtics son
diferentes" Paul Milsap
Cuando el sargento tiene el compromiso de su tropa se ve
reflejado en el campo de batalla y su filosofía también. Stevens le inculcó a
este grupo de jugadores el no rendirse jamás ante ningún resultado adverso.
Esto decía Turner: “luchar, luchar y
no rendirse nunca, aunque las cosas no estén saliendo como queremos”.
Boston logró
victorias impensadas en los últimos minutos cuando a principio de temporada las
cosas no salían y los celtics despilfarraban ventajas de dos dígitos en el
último cuarto, pero el trabajo psicológico del cuerpo técnico y la creencia en
las habilidades de la pizarra de Stevens llevó cambiar esto en 180 grados.
Los celtics cerraron
el año con varias victorias diseñadas desde el cráneo de su entrenador a la
salida del minuto. Una mezcla de confianza de sus jugadores e inteligencia
desde el banco, que sorprendió a todos cambiando el ejecutante según las
posibilidades del momento y desorientando a sus rivales, que no sabían quién cerraría
la jugada. Así hubo triunfos de la mano de Zeller, Crowder, Smart, Turner o
Bradley.
Mike Fratello decía sobre
esto: “estamos ante un técnico joven que
sabe ejecutar jugadas como los más experimentados de la liga”.
Los celtics pasaron
de ser un equipo sin confianza al que se le escapaban los partidos, a un
depredador voraz en el último cuarto, ayudado por el aporte anotador de Thomas
y la experiencia para controlar los tiempos y las ventajas de la mano de un impensado
Evan Turner.
Stevens moldeo su
equipo enfocándose en el lado positivo, su filosofía optimista marcó el estilo
de su equipo, se enfocó en las
virtudes de sus jugadores (lucha, perseverancia, despliegue físico y
hambre de gloria) y ocultó sus limitaciones como mejor pudo.
Lebron James decía al
finalizar la serie de playoffs:
“Los
celtics nos han dado la prueba que necesitábamos para afrontar esta
pos-temporada” “Respeto profundamente a su cuerpo técnico y especialmente a su
entrenador”.
Pocas veces un
entrenador logra inculcar su filosofía a sus jugadores como lo ha hecho Stevens
esta temporada y sus dirigidos parecen estar convencidos de las virtudes de su
coach:
“Su capacidad para
entender el juego, para predecir lo que van a pasar y ser capaz de enfocarnos
para ejecutarlas", " Sabe lo que va a funcionar y lo que no va a
funcionar - sobre todo en la recta final del encuentro. Alrededor del 90 por
ciento de las veces da en el clavo”. Tyler Zeller
Un caso curioso el
de Brad Stevens, rompió los moldes de la liga en solo dos años y recogió la
admiración de propios y extraños, doblegó voluntades, opiniones contrarias y
fue en contra de tabúes establecidos, su jefe directo siempre pareció tener
confianza en él y por eso lo fue a buscar:
Cada vez que
hablamos de los entrenadores universitarios que podían ser candidatos a
entrenar a los celtics, Danny siempre tenía a Brad como el primero de la lista
'', dijo el gerente general de los Suns (y ex asistente de gerente general de
Boston) Ryan McDonough. "Danny sintió que Brad tenía el porte perfecto
para la NBA ''.
Los celtics están ante
uno de los veranos más importantes en los últimos años, afrontando lo que para
mucho era un proceso de reconstrucción y que gracias a su entrenador pasó a ser
un proceso de construcción. No
se sabrá con que equipo cuente Stevens para el próximo torneo lo que sí está
claro es lo que afirma su General Manager “Brad
es nuestro presente y nuestro futuro'‘.