jueves, 2 de abril de 2015

La carta ganadora de Danny Ainge y Brad Stevens



Evan Turner el "base fantasma" de los Boston Celtics.

Por Andrés Villar @avillar9

Evan Turner es la base de la estructura equipista de estos celtics modelo 2015
 
Ustedes dirán que Marcus Smart e Isaiah Thomas son los bases de este equipo, que ellos son los que organizan la ofensiva de Boston, pero esto no es así, el playmaker de estos celtics de Brad Stevens es ni más ni menos que Evan Turner, un jugador de 2 metros de altura con desplazamientos de alero pero con mentalidad de point guard.
Durante toda su carrera en la NBA se lo trato de colocar en la posición de alero, supuestamente su ámbito natural, pero esto nunca resultó, siempre se esperaba que el ex Ohio State cargara con los puntos del equipo y esto solo aparecía en contadas ocasiones. Los seguidores de los Sixers, que lo habían drafteado en la posición número 2 del draft del 2010, estaban desilusionados con el rendimiento del jugador. Así fue que lo transfirieron luego de tres años a los Indiana Pacers.  
Con la llegada de Turner a los de Indianápolis, todos pensaban que el equipo de Vogel iba a pegar el salto de calidad que les faltaba para poder destronar a Miami Heat de Lebron y Cia del dominio de la conferencia. Pero otra vez, se lo volvió a colocar en situaciones de ataque que el jugador no sentía y el fracaso fue más rotundo que nunca.
No solo su nivel basquetbolístico estaba opacado, sino que se lo acusaba de ser un jugador díscolo y problemático y causante de varios problemas en el vestuario de los Pacers.
Al comenzar la temporada, nos desayunábamos con que Danny Ainge le firmaba un contrato de dos años por seis millones de dólares. Las voces de disconformidad se oyeron en Beantown, diciendo por que se firmaba a un jugador que se sabía era irregular, problemático y que no rendía lo que se esperaba de él. Pero por otro lado, muchos hicieron el razonamiento contrario: se estaba firmando a un jugador con mucho talento, por un módico precio (prácticamente regalado si vemos los contratos del plantel) y que venía a Boston a tratar de limpiar su imagen y formarse un nombre en la liga.
El jugador llegó a la ciudad por la puerta trasera, en los blogs se burlaban de un par de incidentes que había tenido y se lo acusaba de ser un jugador sobrevalorado, cuya personalidad extrovertida no coincidía con los estándares conservadores de una franquicia como la Celtic. Pero todos olvidaban el factor X: Brad Stevens.
El coach ya había hecho el año anterior un trabajo increíble con otro jugador al que se le acusaba de egoísta, problemático y sobrevalorado, el ex Washington Wizard, Jordan Crawford.
Stevens y Crawford
Dos jugadores de características similares en un sentido: ambos necesitan tener la pelota en sus manos y el entrenador no se las negó nunca, pero siempre con la condición de la función equipista esté por sobre la individual.
Los resultados están a la vista, los números de Jordan Crawford fueron los mejores de su carrera y Danny Ainge aprovechó el momento para sacarle valor a un activo con el que no contaba.
Al año siguiente Stevens lo vuelve hacer, esta vez con Evan Turner: el entrenador ha dicho en reiteradas oportunidades en que siempre consulta con sus jugadores donde y como se sienten más cómodos en la cancha y eso es lo que hizo con el ex Sixers. Pero esta muestra de confianza tiene su precio, porque el colocar al jugador a donde él quiere no es un premio, es una obligación, debido a que desde ese lugar tiene que hacer que sus compañeros saquen provecho también. La función equipista siempre está por sobre la individual en el pensamiento del ex entrenador de Butler y es algo que los jugadores de éste plantel han hecho carne.
Turner es un buen pasador, siempre lo ha sido, pero nunca se lo explotó en esa función, supeditado al lugar que ocupaba en la cancha. Stevens al darle la pelota le otorgó una responsabilidad: el compartirla.
En esta temporada el número 11 de estos celtics lleva, ni más ni menos, que 375 reb, 375 ast y menos de 200 perdidas (único en la liga que alcanza estos niveles). Para un jugador que tiente tanto tiempo la pelota en sus manos y que organiza el ataque de su equipo, su radio de perdidas es mínima (pensar que se lo acusaba de ser inseguro con el balón).
Su entrenador no solo vio sus cualidades más conocidas y las explotó, sino que además incrementó el nivel de los intangibles: es un defensor correcto, no sale de la media, pero puede cubrir varias posiciones y además es un buen rebotero, en un equipo que carece de estas cualidades el nativo de Chicago es una bendición.
La ausencia de Rondo por lesión en un primer momento y luego por su traspaso, le abrieron las puertas del control del equipo y sus números desde diciembre no paran de crecer en todos los rubros.
La falta de madurez de Smart para organizar juego fue la clave, a fuerza de prueba y error de afrontar la realidad…Turner funciona mejor en función equipista e individual, cuando tiene la pelota en sus manos.
A partir de la gira por el oeste a mediados de Enero el ex Sixers se hizo cargo de la conducción, y vaya que lo está haciendo bien, 3 triples dobles en lo que va de la temporada (no había hecho ninguno hasta este año) conversiones para ganar o empatar partidos sobre la chicharra y lo más importante, el hacer mejor y más productivo a sus compañeros (lo de Zeller y Olynyk ayer es una buena prueba).
Turner ha incrementado el nivel de sus compañeros en función de equipo.
Antes de llegar a Boston se lo acusaba de ser un jugador irregular, pero este año ha demostrado que el inconveniente estaba en donde buscar esa regularidad. La clave estaba en encontrar que es lo que mejor podía hacer para el equipo y Brad Stevens parece tener un doctorado en esto. Bajó la cantidad de puntos anotados en comparación de sus mejores años en los Sixers 17 pts en 2013, pero ha elevado sus números en ast a 5.3, en rebotes 5.1, y si tomamos las estadísticas después del All Stars estos números se elevan a: 11.1 pts, 6.8 ast, 5.5 reb.  
En unos Celtics que se caracterizan por no tener un jugador que salga de la media, Evan Turner se ha convertido en el reflejo e imagen de su equipo, un jugador que aportar su cuota diaria una y otra vez en función del engranaje de una maquina comandada por su entrenador. Y como ha dicho en reiteradas oportunidades el mismo Turner: éste es el equipo de Stevens.











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